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Wara Wara y Julieta

  • Carlo Piérola
  • 4 nov 2017
  • 3 Min. de lectura

La reconstrucción de la película Wara Wara ha sido un hito para el cine boliviano. Lo que nos muestra es un retrato de la época, no tal y como sucedió sino el punto de vista de los creadores.


Lo que más me sorprendió de la película es la representación del otro. En menos de dos horas, los indígenas pasan de ser las víctimas de una conquista a los “malos”, los que impiden el amor de Wara Wara al heroico Tristán. Al final, ambos ¿se casan? rodeados de los cuerpos de los indígenas. WTF. ¿Cómo podrías casarte luego de asesinar a la mitad de tus compañeros?

Ahora nos parece inconcebible, pero es porque la realidad imaginada ha cambiado. Quién sabe si alguien mirará en el futuro alguna película nuestra (se me ocurre Ivy Maravey pero podría equivocarme al recomendarla) y diga lo mismo que yo: WTF. (Aclaro: no soy un relativista moral, pero ya me entienden).


Justamente quiero centrarme en algunos aspectos de Wara Wara y es su rol en el romance. Haré un paralelismo con Julieta, un modelo clásico de romance en Occidente y con mitos sobre el amor descritos por la investigadora Mary-Lou Galician.


Ahora vamos con los mitos del romance. Pondré sólo aquellos que aparecen en Wara Wara:


1. Tu compañero perfecto está cósmicamente predestinado, así que nada puede separarlos.


En Wara Wara, vemos que nada puede separarlos, aunque el predestinamiento cósmico no está totalmente demostrado, si la memoria no me falla. Sigamos.


2. Hay algo como el amor a primera vista


Mágicamente, surge el amor. En Wara Wara no hay un conocer al otro, ver sus valores, etc. La idea del amor a primera vista sí se muestra de una manera relativamente clara.


3. Para atraer y manentener a un hombre, una mujer debe lucir como una modelo o centro de atención.


Aunque para gustos, colores, la belleza no es algo totalmente subjetiva. Si no ¿por qué tratamos de convencer a alguien que algo es hermoso? Vean Philosohpy Tube para profundizar más sobre esto.

Así, hay ciertas características intersubjetivas de lo que consideramos bello. Y Wara Wara, a pesar de ser “inca” o “aymara”, en realidad es blanca, tiene canelones y parpadea al estilo de las películas europeas. Miremos cómo es:


¡Belleza demasiado -valiosa para ser adquirida, demasiado exquisita para la tierra! Como blanca paloma en medio de una bandada de cuervos, así aparece esa joven entre sus compañeras.


Como ustedes seguramente no se han dejado engañar, la anterior descripción es de Julieta. Pero Wara Wara encaja perfectamente en ella y eso que Shakespeare ni sabía de los incas. Ahh el colonialismo, esa realidad imaginada, se ha metido en la percepción de belleza, ahora colonizada.

(Nota: quisiera respaldar mi postura con datos de la encuesta del CIBESCOM pero no los publicaron en línea ni presentaron resultados sobre la pregunta relativa a percepción de belleza).


4. El hombre no debe ser más bajo, más débil, menor, más pobre o menos exitoso que la mujer.


Este mito se muestra claramente cuando Tristán salva a Wara Wara de una violación. Cualquier ser humano, frente al instinto de supervivencia, ayudaría a quien lucha en su bando, aunque sea tirando piedras o distrayendo. Pero no. Wara Wara adopta un papel pasivo mientras Tristán la salva.


5. Todo lo que necesitas es amor, así que no importa si tú y tu amante tienen valores diferentes.


Es muy interesante este punto en Wara Wara. Ya en la representación del otro vemos que ella adopta los valores del colonizador, los otros son quienes se resisten a esos valores. Así, el amor es el vehículo para abandonar los valores tradicionales por aquellos que tienen Tristán.


6. El compañero perfecto te completa, supliendo tus necesidades y haciendo realidad tus sueños.


Lo que al principio parecía ser el fin de la película, es decir, que Wara Wara salve a su pueblo, cambia a la percepción de Velasco Maydana sobre cómo salvar al indígena: que adopte la cosmovisión del conquistador. Es Tristán quien completa a Wara Wara, la lleva a la salvación, al amor, etc.


Si en este momento están pensando “no se puede juzgar una película antigua bajo estándares actuales”, tienen razón. El punto que deseo probar es simplemente mostrar el eurocentrismo de la película, sin necesidad de condenar a Velasco Maydana por eso.

De hecho, el hecho que nos indigne esta construcción del otro, sobre todo si, bajo nuevos conceptos de amor y belleza amamos a alguien opuesto a Wara Wara (ya sea en racialidad y/o conducta), es una buena señal. Ninguna realidad imaginada dura para siempre, ni siquiera el amor que, apenas un siglo atrás, parecía inconmovible.

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